El proyecto que os presento se enraíza en el amor profundo que siento por la artesanía.
Amo el proceso y su duración. Amo la mancha. Asumo como una bendición los «errores» en la fotografía. Y es que, eso que llamamos errores, no son más que las señales fósiles que nos entalla el enigma en el estrato matérico que acaba de nacer como cosa nueva en este mundo abigarrado de artificios.
¡Necesitamos sacralizar el proceso frente a este mundo tan rendido al vorticismo del ombligo!
Espero que os gusten, compañeros, estos mordiscos de luz,
y que encontréis destellos de vuestra propia mancha
en esta fe de vida que os comparto.